Papa, soy brasilero

Una vez que Elias se sintió lo suficientemente seguro como para salir del closet en su nueva casa, descubrió algo terrorífico.

Iba a tener que cohabitar con un brasilero.

Paso por todas las fases de el modelo de Kübler-Ross:
  • Negación (quedarse en el closet)
  • Ira (mirarnos con furia porque lo dejamos solo con el brasilero y nos fuimos dos dias a la playa)
  • Negociación (oler las cosas del brasilero)
  • Depresión (el brasilero no estaba de visita sino que estaba para quedarse)
  • Aceptación (descubrimiento que viviendo con dos personas podía reiniciar el juego donde pone cara de gato desnutrido y lo alimentan dos veces seguidas)

Una vez que se acomodó a la nueva situación, aprovechó para alterar a tuki y se fue a dormir con el brasilero. Evidencia incriminadora!




  Tuki cayó en la trampa y me llamó muy ofendido por la traición. Estaba viviendo versión felina de este video



 A la distancia yo no ayudé en absoluto, le explique que al gatiño lo ibamos a querer igual aunque prefiera comer feijoada y tomar caipiriña.

Como el comercial, la historia tuvo final feliz y Elías volvio a la normalidad.

 Gatito manipulador!

Comentarios

  1. Brasileiro também é gente, eh?

    - Tali, la brasilera discriminada

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